Todos los días son iguales, La misma rutina. Hace tiempo que perdí la noción del tiempo, no sé si han pasado días, semanas, meses o incluso años desde que abandoné todo, mi casa, mis amigos, mi familia… Sobre todo a mi familia. ¡Cómo los extraño! Pero todo eso debe ser olvidado, ahora esta gente es mi familia, es la que me ayuda cuando lo necesito y la que me cuida cuando enfermo. Aunque en esta situación o ayudas a los demás o te quedas solo, sin agua y sin comida. Poco a poco he aprendido a quererlos.
No sé a dónde me dirijo supuestamente hacia un sitio mejor. Nadie me lo quiere decir y yo tampoco insisto mucho…
Hace días que llegamos a este campo de refugiados, después del largo camino que recorrimos. Aquí hay muchas familias y muchos niños con los que jugar. No sé si será por la gente tan sociable y amable que hay aquí o por la tranquilidad del recinto… Pero este lugar hace que me sienta como en casa. Segura.
Hace días Wahira enfermó, ninguno de los médicos voluntarios que tenemos aquí saben que es lo que le pasa. Wahira es mi mejor amiga en el refugio y una gran persona. Han avisado a un medico de España para que venga a ver a los enfermos. Cada día hay más… El pánico en el refugio crece según aumentan los enfermos. La gente no sale de las chozas por miedo a coger la terrible enfermedad.
Yo creo que no nos quieren decir por qué no llega el Salvador del refugio, así llamamos al Médico Español, ya que son más de la mitad los que se han contagiado.
Hoy nos han comunicado que Carlos, es decir, el médico español está atrapado en la frontera y no lo dejan pasar. Teníamos la esperanza de que curara al refugio y que le devolviera la vida y la alegría que tenía antes.
Ahora cunde el pánico entre nosotros y no creo que podamos seguir mucho tiempo más, la esperanza se va perdiendo poco a poco y cada vez hay más muertos. Si no encontramos pronto una cura para esta enfermedad moriremos todos y nuestro esfuerzo no habrá servido de nada.
Esta mañana al despertarme escuché a mucha gente hablando fuera. Al acercarme descubrí que alguien había llegado al campamento. Era Carlos que logró pasar la frontera. Aunque haya llegado un poco tarde aún puede salvar muchas vidas. Wahira se curó sin ningún problema ya que es una niña muy fuerte pero Keita el padre de Wahira no era lo suficientemente resistente para aguantar la enfermedad y hoy por la tarde ha muerto.
Wahira está muy decaída por la muerte de su padre. Y ha hecho una promesa. A pesar de todo y cueste lo que le cueste piensa estudiar medicina para que no le pase a otra gente lo mismo que a su padre. Tal vez yo debería hacer lo mismo ya que siempre me ha gustado ayudar a los demás. Aunque a nosotras eso será muy difícil.
Pero eso es un sueño que aún queda muy lejos. Por ahora solo soy una niña de 8 años que se ha quedado huérfana y sola en este mundo y que con tan solo 8 años ya sabe lo dura que es la vida para la gente del pueblo Saharaui.
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