26.1.14

Y por recordarte aprendí a quebrar el hueco de mi risa.
Y por conocerte empeze a soñar que tu mirada se hacía brisa.
De mar, de tierra u horizontes de desiertos. Tus besos.
Reposados en mi espalda, el lienzo de tu vida. Recorramos juntos cada salto.
El tiempo, latente, inexistente, para los ojos de una enamorada. De tus manos, tus palabras.